Pedro y Juanjo, dos hermanos muy trastos, que me hicieron sudar la gota gorda, pero me sacaron una sonrisa enorme y pude fotografiarlos con mucha naturalidad.
No hay nada más gratificante que captar el momento preciso.
Sus caras de pillos, lo dicen todo... Yo disfruté con ellos, y con sus padres, aunque aquí no aparecen.
¡Gracias por confiar en mi!